jueves, 28 de febrero de 2013

Dios siempre escucha y siempre responde

Cuántas veces habremos dicho o habremos oído decir que Dios no escucha nuestras plegarias.

Rezamos, le suplicamos, le rogamos..., pero no terminamos de recibir aquello que tanto pedimos.

A mí me ha pasado, no sé a vosotros.

De hecho, me ha pasado en muchas ocasiones. Si lo pienso, todo lo importante en mi vida tardó en llegar más de lo que yo hubiera deseado...Pero así son las cosas de Dios.

Dios siempre escucha y siempre responde

Una vez me dijo un sacerdote esta frase que me ha acompañado desde entonces:


Dios siempre escucha y siempre responde, aunque muchas veces no lo creamos. 

Y sus respuestas pueden ser tres:
  • Sí.
  • No. 
  • Sí, pero todavía No.
Tan sencillo y tan difícil a la vez ¿Verdad?

Las respuestas de Dios

Si lo pensamos, a este sacerdote no le faltaba razón. 

- Cuando rezamos y le pedimos a Dios aquello que nuestro corazón anhela, puede que nos lo conceda, que nos diga que Sí. De hecho, a todos nos ha concedido algo que hemos pedido alguna vez ¿No es así ?

- Sin embargo, en otras ocasiones, nos dice que No de manera clara y rotunda. Aunque otras tardamos un poco más en darnos cuenta, en ese caso tenemos que interpretar su voluntad.

- Pero la respuesta que más no suele inquietar y que más veces se repite a lo largo de nuestra vida (al menos, a mí me pasa) es Sí, pero todavía No.

Esta última respuesta de Dios nos suele inquietar bastante porque no tenemos una respuesta rápida e inmediata como le gusta a nuestra "razón humana". Sin embargo, es la forma en la que Dios suele hablarnos mucha veces. 

Lo único que hay que hacer  en estos casos es saber esperar, tener paciencia y confiar en Él y en su voluntad. Tan sencillo y tan complicado a la vez. Para ello es necesario que pidamos mucha fe y mucha esperanza.

Él siempre sabe lo que nos conviene, lo que es mejor para nosotros, aunque no lo creamos, como Padre nuestro que es. ¿Acaso no nos pasa a nosotros con nuestros hijos? ¿No hacemos cosas o les concedemos cosas cuando creemos que es mejor para ellos y no cuando nos lo piden? Pues lo mismo sucede con nuestro Padre que está en el cielo. Él nos cuida y nos protege y quiere lo mejor para nosotros.

Por ello, cuando no nos concede aquello que le pedimos no podemos actuar como niños caprichosos diciendo: "Señor, te pido esto y no me lo concedes, me enfado contigo y ya no rezo, ya no voy a misa, ya no te quiero en mi vida...". 

Al contrario, tenemos que seguir rezando, seguir confiando en Él por difícil que, a veces, nos resulte porque sólo Dios sabe lo que nos conviene. Y el hecho de que no nos lo de en el momento en que lo pedimos, no significa que no nos escuche. 

¡Confía en Él y no dudes nunca, porque siempre te escucha!

¿Te ha pasado esto alguna vez? ¿Ha rezado y has pensado que Dios no te escuchaba o por el contrario te concedió de inmediato lo que pedías? ¿Nos lo quieres contar?


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